Esta
enfermedad comienza luego de iniciar una dieta para lograr un cuerpo más
delgado. En uno de los tantos intentos, quien padece Bulimia logra cumplir con
la dieta por un tiempo, hasta que llega el momento en que aparece un impulso
incontenible de comer, realizándose una ingesta desmedida de alimentos, a la
cual le siguen intensos sentimientos de culpa, y de incapacidad para ejercer
algún control.
Aquí,
poco a poco, comienza un ciclo que ha de terminar siendo permanente; el
ocultamiento, las comidas a escondidas, el engaño, se asocian a intentos
repetidos de mantener la dieta propuesta.
Luego,
aparecen la depresión del ánimo, la vergüenza, y con ellas, el gran aliado de
la enfermedad: el secreto.
Tarde o
temprano, surge la idea de intentar métodos que sirvan para eliminar lo
ingerido: el vomito autoprovocado, el abuso de laxantes, de diuréticos, el
ejercicio físico extremo, u otros. Inmediatamente se agrava el cuadro, por la
sumatoria de las consecuencias físicas de estos métodos.
El
equilibrio se ha quebrado totalmente. Los episodios se repiten uno tras otro, a
pesar de intentarse una y mil veces que cada episodio sea el ultimo. La
paciente, día a día, se promete no reiterar sus comportamientos anormales, y
día a día fracasa en su intento, ya que la enfermedad se realimenta a sí misma,
perpetuándose.
Aumenta
la depresión, la culpa, la desvalorización. El paciente se torna inconstante.
Toda su vida empieza a estar condicionada por la enfermedad; suspende
actividades sociales por su físico, teme ingerir ciertos alimentos por tener la
convicción de que no va a lograr contener la ingesta si la inicia, y todo su
tiempo, sus relaciones interpersonales, su estado de animo, sus afectos, quedan
condicionados por la enfermedad.
Ya no
puede detenerse. Cualquier situación actúa como gatillo disparador de nuevos
episodios. Se abren las puertas a otras adicciones como el alcohol, las
anfetaminas, etc.
Si el
cuadro no se trata, progresa muchas veces hasta la muerte.
Se ha
instalado la BULIMIA NERVIOSA.
SINTOMAS
· Episodios recurrentes de ingestas
desmedidas de comida.
· Sensación de no poder detener la ingesta
una vez iniciada.
· Regularmente se recurre a los vómitos
autoinducidos, y/o laxantes, diuréticos, dietas estrictas, ayunos, actividad
física intensiva, u otro método, para compensar lo ingerido y a fin de no
aumentar de peso.
· Extrema preocupación por la silueta y el
peso, ejerciendo una influencia exagerada en la auto evaluación.
INCIDENCIA
· La frecuencia de aparición crece día a día.
En otros países, oscila del 9 al 20 % de los jóvenes de 14 a 18 años.
· Se sabe que entre 1 a 3 de cada 100 adolescentes,
presentan al menos un episodio semanal de ingesta desmedida de alimentos
seguida de vómitos o abuso de laxantes.